Sabines.

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Aconteceres vitales

domingo, 10 de marzo de 2013

LAS 4 ESTACIONES EN MI VIDA


PRIMAVERA
Rayo de luz chispeante que has venido a alumbrar interiores, a pasear las telas floreadas y olvidadas de mí armario, para soltar y reanudar rutinas. Creer que soy más lucida cuando acompañas mis pasos. De todas formas estuve en el mismo salón, la misma fila, la misma butaca,  concentrándome en la misma mancha de la pared, y el mismo sabor de mañana tibia en la garganta. En tu días no hay sorpresas para mi.
Me entretengo con la sombras que bailan bajo la ramas de la jardinera, con la líneas ligeras que se esfuerzan en treparse por la rendijas de las ventanas,  por un tato, después olvido todo y me quedo sabiendo que así como el jazmín perfuma un día, unas horas,  las primaveras son  la brisa momentánea, el amarillo fugaz, que aquí no deja nada.

VERANO
Vacilación frecuente  de verdades insípidas, las veo tan claras cuando la mirada de la lluvia se concentra.
El cuerpo extraña y se acostumbra, se metamorfea   y vibra, al mismo tiempo. Junio y sus tentaciones a la deriva, su viento embriagador y demoledor; que con sus gotas cenizas  avivan el color de mis latidos.
Son las horas desnudas, es aquel estar simultáneo en todas partes, es la conciencia tomándose un descanso, es deseo convertido en agua batiéndose en la piel, es la clausura del miedo, el dulce y la acidez del limón, su aspereza y suavidad albergando la misma saliva.  


OTOÑO
Casualidad o causalidad, no lo sé. Pero tus lunas acogieron mi locura, mientras yo la escuchaba  beberse deseos prohibidos. Me paré en el centro de aquel parque al fin vacío, alcance a escuchar la melodía que susurran los árboles cuando nadie los contempla, y me sentí la hoja húmeda con nombre olvidado. Como el crujido de las hojas en su trayecto al suelo; la coincidencia estallo, con o sin razón,  amaneció el día con un color distinto, la tarde fusionó el hambre y el encuentro, mis manos con sus manos emparejaron el mismo lenguaje que hablaban. Canasto frutal llevado a los labios ¿dónde te guardabas?  Paisaje evocador: conspiraste con tu cielo rojizo, me volteé resignada y ahí apareciste, para revivir los retoños de mi fe, sí se va o se queda, yo me quedo  con la voz del otoño y su encanto permanente. 


INVIERNO
El cuerpo lo siente, sabe que en algún momento, en cualquier día aparece un colapso en las entrañas, cada engaño, cada lágrima está siendo invierno. Si el mundo y sus habitantes son tan relativos, por qué el frío le dura tanto a el alma?  Andamos siempre tan definitivos, a la espera de la espera, con los nervios congelados, la vida entumida, si algún día nos creíamos capaces hoy estamos indefensos y cobardes, hoy la fuerza nos abandona, grietas por dentro y fuera,   el tiempo y sus abismos se queda un rato acompañarnos. El silencio un filo que enferma, se enrolla y se alarga, las palabras un espejo con reflejos disecados.